Si nuestros pensamientos tuviesen diferentes edades, nuestra personalidad sería la vejez, nuestras
actitudes la madurez y nuestra creatividad sería la juventud. Pero resulta que, del mismo modo que
todos nuestros pensamientos cuentan para alcanzar grandes cosas, también hoy cuentan todas
las generaciones a la hora de construir nuestras marcas y empresas. Parece que la realidad
social nos empuja a trabajar al lado de personas con ideas diferentes, perspectivas opuestas y
edades dispares.
Hoy sabemos que la Generación Z (que comprende a los nacidos entre mediados de los años 90 y
mediados de 2010), constituirá el 27% de la fuerza laboral mundial en 2025. Es una generación que
al principio denominamos “de cristal” por su fragilidad, pero que, en realidad, según descubrimos
ahora, está hecha del material fascinante de la transparencia. Esta es la primera generación
que puede salvarnos de la auto-explotación que tan bien ilustra Byung-Chul Han, haciendo que
nuestro trabajo vuelva a ser una fuente de bienestar y autorrealización.
Hace unos meses, ofrecí una conferencia sobre prevención del suicidio ante miles de jóvenes. Me
sorprendió comprobar la enorme riqueza de su conocimiento sobre salud mental y, a la vez, cómo se
sienten poco comprendidos en esta materia por sus padres y jefes. Al mismo tiempo, mis últimos
casos de consultoría profesional me han mostrado que son ciertos los datos que ya teníamos sobre
esta fuerza laboral: cuando quieren dar le salto a otras compañías, prefieren hacerlo si no se
han sentido valorados por sus jefes, incluso en aquellos casos en los que estos mejoraban las
ofertas económicas de las empresas de destino. El hecho de no haberse sentido reconocidos a
tiempo les pareció imperdonable. Es como si la fuerza de su propia autoestima jugara en la misma
liga que la retribución tradicional.
Hay cinco vértices que pueden ayudarte a comprender mejor cómo manejarte en el Gen-Z-VERSO,
que constituyen también cinco ingredientes poderosos para el crecimiento de una compañía y el
desarrollo de una marca:
- NECESIDAD DE REFUERZO: Los gen-z están orientados a una nueva afectivación del trabajo
donde no solo los incentivos económicos por la consecución de objetivos son importantes – que
lo son – sino también los afectos. Para ellos, percibir justicia y ecuanimidad por parte de sus
líderes es clave. En el contexto actual, una promesa de remuneración futura va a ser percibida
como un clickbait en el que no quieren picar. Esperan recibir el refuerzo a la misma velocidad a la
que acostumbran a activar sus circuitos de recompensa de la dopamina. Es esta la primera
generación que necesita que se aplique con ellos una forma de gamificación del reconocimiento,
de manera que les llegue a tiempo, sea público y resulte proporcionado a sus esfuerzos durante
el proceso. - CAPACIDAD DE INTEGRACIÓN: La Generación Z es la más plural y la más consciente de la
riqueza de la diversidad de toda la historia. Son testigos orgánicos de la primavera árabe que
impulsó Facebook, de la fuerza del #MeToo en Twitter, de la nueva era del skinclusivity que ha
favorecido Instagram o de la divulgación lúdica y accesible que ofrece TikTok. Son ellos los que
tienen muchas de las claves que necesitamos para avanzar en el modo en que las compañías se
ven a sí mismas y a los mercados. - NECESIDAD DE CONFIANZA: El control de competencias y el desempeño no siempre resultan
sencillos. Más allá de los KPIs o del churn rate, los de la Generación Z necesitan transparencia
para aceptar las retribuciones como justas. Tienen acceso a más información, más rápido y
quieren saber más sobre la cultura y los argumentos de la empresa en la que sienten que
participan, pero de la que saben que no formarán parte para siempre. Dada su enorme fuerza del
yo, necesitan disponer de más margen de maniobra dentro de la estructura, con modelos de
trabajo out-of-office en los que puedan demostrar lo que están haciendo sin perder el tiempo. No
solo hablamos de teletrabajo, sino también de alternativas híbridas y de plena movilidad. Del
mismo modo que los gen-z buscan experiencias de pago innovadoras y disfrutan liquidando la
cuenta corriente a golpe de muñeca o compartiendo los gastos a través de una app, también
recibirán con alegría remuneraciones más orgánicas: inmediatas, claras y consistentes. Quieren
recibir tu amor por Bizum. - CAPACIDAD DE AUTOAFIRMACIÓN: Los gen-z son los consumidores y los trabajadores más
introspectivos de la historia. Cuando el mundo parece inhóspito, el presente se muestra líquido y
el futuro se revela incierto, todos necesitamos realizar algún tipo de viaje interior. De ahí que
estemos viviendo un auge de las experiencias inmersivas y envolventes. Además, los que ahora
rondan los 25 son más sensibles a la importancia de la Salud Mental. Esto explica su capacidad
para decir que no, su necesidad de sacar del armario su ansiedad y su frustración y su reclamo
de encontrarse con líderes que sepan responder a esas inquietudes. No son más ansiosos o
caprichosos que las generaciones que les precedieron; tan solo hablan más abiertamente de
esas experiencias íntimas que nosotros tradicionalmente hemos ocultado. - DESEO DE LIBERTAD: Quieren más feedback, más consistencia y necesitan pertenecer. Pero
son los primeros empleados con actitud login-logout, conscientes de que no siempre estarán ahí.
Prefieren sumar a través de proyectos específicos y no en oleadas semestrales imprecisas. Están
porque quieren y se consideran libres para irse Teen cualquier momento. Sienten el deseo de
participar, pero nunca a través de la represión, que anula su creatividad. Los gen-z van a pedirles
cuentas a sus jefes con la misma naturalidad con las que estos los auditan. Para ellos es un acto
de justicia que no debería ofendernos y supone un revulsivo innovador para el crecimiento de
todos los mandos superiores, que ya no pueden acomodarse. Ellos nacieron con el liderazgo
social hecho trizas y han crecido dudando constantemente de las intenciones de sus jefes.
Quizás las generaciones anteriores también, pero los gen-z nos lo dicen a la cara.
Los gen-z son nuestro nuevo sistema inmunológico corporativo, que va a ayudarnos
decisivamente a sacar más músculo, a no confiarnos y a mejorar progresivamente. Parecen alérgicos
a la adicción al trabajo y ya no les resulta cool tener un buen cargo si implica invertir cincuenta horas
a la semana. Están dispuestos a sacrificarse, pero necesitan acoplar el ritmo al gran lienzo de sus
vidas, en las que el trabajo es una parte de la escena y no representa ya todo el cuadro.
Nos ayudarán a construir un mundo en el que sus líderes vayan a psicoterapia y hablen sobre ello, y
que tengan suficiente cultura para ser auténticos mentores que despierten admiración. Jefes leales,
consistentes y eficaces que harán poco atractiva otra Gran Dimisión. Van a escribir, con nosotros, la
próxima década de logros empresariales para un mundo donde nuestro mayor lujo será tener éxito
sin poner en riesgo nuestra Salud Mental. Porque no hay mayor lujo en esta vida que estar tranquilos.
Tener la mente limpia, como un zafiro.